Si algo caracteriza al comportamiento de las bolsas en el último año y medio es la falta de ‘visibilidad’. Las condiciones objetivas del mercado son, en estos momentos, tremendamente inciertas. Normalmente unos cuantos puntos arriba o abajo suelen influir mucho en los pronósticos. La primera sesión del año ha sido de ruptura de resistencias, lo que ha generado cierto optimismo pero si se quiere apostar por tendencia alcista hay que ser valiente, valiente de verdad. Vayamos por partes.
En primer lugar nadie sabe qué vale esto. El cuadro macroeconómico sigue siendo aterrador y el ‘credit crunch’ sigue afectando a las empresas, no hay crédito. Con el consumo contraído y sin un horizonte razonable donde pueda pensarse que las cosas van a cambiar es difícil poner precio a las acciones. Aparentemente las bolsas están baratas pero las revisiones a la baja en los beneficios e incluso las quiebras son perfectamente posibles. Por otra parte ¿Qué tipo de interés le ponemos para calcular un descuento de flujos de caja?.
Se habla de cambio de modelo y con razón. El sistema actual ha fallado, no es una cuestión de confianza, ni de psicología de masas, es que no funciona. Los bancos centrales y las instituciones encargadas de la supervisión del sistema financiero (algo hiperregulado) no han sabido, querido o podido impedir el colapso. Se abren dos escenarios, ambos posibles: un proceso de nacionalización, de más intervencionismo y otro de menos. Al final tenemos unas instituciones claramente tocadas y problemas estructurales que suelen tomarse mucho tiempo para solucionarse.
Es cierto que tenemos unas altas dosis de liquidez y que posiblemente el dinero acuda si ve posibilidades en las bolsas pero no es igual que antes. Los fondos de inversión y el estilo de yo vendo el fondo y tu (hedge-fund) me lo gestionas, hace aguas. En España el patrimonio gestionado por los fondos ha caído con fuerza, dicen que en 71.900 millones de euros en 2008. El dinero ha salido de los fondos o para quedarse en liquidez, para entrar en renta fija o vaya usted a saber. Lo que parece probable es que difícilmente va a volver a entrar y eso implica que las carteras más o menos estables se dejarán de lado por un tiempo. Parece que el dinero puede entrar y salir con facilidad, aún en el caso de inversores de largo plazo que podrían o quedarse al margen o pasarse al bando de los cortoplacistas.
Las bolsas han empezado el año con alegría, posiblemente la figura lateral en diciembre se ha debido a la realización de minusvalías y ahora el dinero comienza a entrar. Mientras tanto los analistas, con los mercados unos puntitos más arriba comienzan a ser algo más optimistas. Pero en el fondo tenemos un ambiente en el que ‘nadie sabe nada’. La orgía de millones de gasto público y la inyección de dinero recientemente impreso en los Estados Unidos puede convertirse en un boomerang que dispare la inflación a poco que se recupere el consumo y entonces tendremos otro problema de los buenos. El ambiente actual es distinto a lo conocido hasta ahora.